viernes, 11 de julio de 2014

Primera novillada de promoción de La Real Maestranza de Sevilla

Real Maestranza de Caballería de Sevilla (España). La plaza registró aproximadamente media entrada.
Se lidiaron seis erales de HROS. DE D. SALVADOR GUARDIOLA, bien presentados en cuanto a tamaño, hechura y pitones, pero de jugo desigual.

Díaz Cruz, silencio y silencio tras aviso.
Juan Carlos Carballo, ovación tras aviso y dos orejas.
Carlos Corradini, vuelta tras aviso y oreja.

Díaz Cruz (Pilas, Sevilla) abrió el cartel, estuvo deslucido con el capote, donde su compañero Juan Carlos Carballo estuvo señalado con un quite por gaoneras. En el tercio de muleta el de Pilas se mostró voluntarioso aunque no supo aprovechar el pitón derecho. Poco tiempo después el novillo se rajó y no hubo nada que hacer. Fu silenciado tras un pinchazo hondo.
El segundo de su lote fue más de lo mismo. No hubo mucho que aprovechar y la mejor decisión fue entrar a matar. Tuvo complicaciones y escuchó un aviso.

Juan Carlos Carballo, de la Escuela Taurina de Badajoz,  recibió al segundo de la noche con dos largas cambiadas, con el capote se mostró poderoso. Todo cambió en el tercio de muleta donde llegó a pinchar hasta ocho veces, incluso dio una voltereta. Recibió un aviso y una ovación, la cual entendemos, por parte del público, como animosa para chaval.
En el quinto recibió a portagayola y lo lidió muy bien con verónicas templadas. Hizo un quite por chicuelinas.  Con la muleta se mostró natural y supo exprimir el jugo que el novillo poseía. Entró a matar y lo consiguió tras pinchazo y voltereta. Dos orejas como premio, discutible la segunda, la cual el presidente concedió muy rápida y con menos cantidad de pañuelos.

Carlos Corradini, de la Escuela Taurina de Sevilla, mostró un concepto de toreo clásico, donde la faena fue a más. Hubo destellos con el capote. Se entregó y pudo sacar la mejor parte de su eral con una serie al natural cuando ya el animal estaba apagándose. Mató tras pinchazo, estocada y descabello. Hubo una gran petición de oreja por parte de todos los tendidos de la plaza, el presidente se la negó. Ovación y vuelta al ruedo como premio para el sevillano.
En la última res pudimos ver a un Corradini entregado, de corte clásico como anteriormente. Toreó por naturales, aunque limitado por la forma de embestir del astado, supo echarle la muleta a su sitio. Logró cuajar compenetración con el público. Pinchazo y estocada que le otorgaron una oreja.

Resultaron por tanto triunfadores Díaz Cruz y Carlos Corradini, el último debió recibir un premio más que fue negado por el presidente, muy discutible.
Feo gesto por parte del de Badajoz de dejarse sacar a hombros por su grupo de seguidores por la puerta del callejón del coso. La Real Maestranza de Caballería de Sevilla es la plaza más seria del mundo, para salir como triunfador mirando de frente al Guadalquivir hay que cortar tres trofeos, cosa que ninguno de los tres consiguió y espero que logren en un futuro.



Vídeo del resumen del festejo: http://vimeo.com/100464045

                                                          Díaz Cruz con la muleta 
                                                    Carlos Corradini entrando a matar
                                  Juan Carlos Carballo recibe a su segundo a portagayola
                                                         Carballo pasea sus trofeos
                                                                 Corradini al natural
                              El sevillano, Carlos Corradini, pasea su trofeo en el último de la noche.

sábado, 7 de junio de 2014

A Sevilla, de García Lorca.



Mi deseo con la creación de este blog es que llevéis siempre grabado en la memoria de vuestra retina el nombre de Sevilla. Quiero pues, que os deleitéis por primera vez gracias a este espacio con unos versos del gran Federico García Lorca. Son los primeros de muchos por publicar.

Los arqueros oscuros

a Sevilla se acercan.

Guadalquivir abierto.

Anchos sombreros grises,
largas capas lentas.

¡Ay, Guadalquivir!

Vienen de los remotos
países de la pena.

Guadalquivir abierto.

Y van a un laberinto.
Amor, cristal y piedra.

¡Ay, Guadalquivir!