miércoles, 22 de marzo de 2017

Réquiem por Valencia

La clase primerísima de Valencia ha quedado profanada y no sabemos si tiene solución. Colgarte una medalla nunca fue tan fácil con un toro rodando por los suelos y en una plaza de primera categoría, según el reglamento, que no la afición, si es que allí queda algo de eso.
El triunfalismo, que no el triunfo, se antepuso durante todo el ciclo fallero. Triunfalismo cumbrado por toritos con sus caritas de becerros, encogidos desde antes de ser enchiquerados, y asombrosamente lucidos por las fotos de la empresa Simón Casas Productions. (¿Qué nos espera en Madrid, Simón? ¿Y en Alicante? ¿Debemos tener más miedo por ser de segunda categoría?... Todo se andará)

Los buenos aficionados se dieron cuenta de que se lidió un toro que fue como sobrero a Olivenza. Gracias a Dios nos libramos de que algún caprichoso se sentara en el estribo y provocara un indulto. Hablando de indulto... Querido Cobradiezmos, en Valencia no te honraron bien, lo siento, como sentí profunda emoción al ver asomar el pañuelo naranja de la mano de D. José Luque Teruel.

"Vale por una oreja en la calle Xátiva a cambio de cuatro pares de banderillas sin cuadrar en la cara del toro" debieron repartir por Granada. Hasta se escuchó por algún tendido que ese toro quería más... Claro que quería, ¡¡irse a la UCI!!

"Vale por una puerta grande a cambio de un bajonazo" debieron repartir por Badajoz.

Las gradas de una gran plaza que se han convertido en un filtro de Instagram, donde a ser posible también quede reflejado el humo del Cohiba y bien visibles los cardamomos del gintonic (o mejor dicho, la ensalada con alcohol). Muchas palmas, más palmas que los balcones de Sevilla en un Domingo de Ramos, palmas y risas como si en el ruedo estuviera el bombero torero. Sonrisas de oreja a oreja con el puro bien apretado entre dientes, por si alguien te hace una foto que sirvan de algo los 15€ que te ha costado.

Postureo también en el ruedo, salir a lomos de un bonito caballo de 600 kilos donde el toro cuando llega se empotra contra una muralla y es lógico que no quiera más pelea. Montar la vara y ¿picar?. Ya no hace falta modificar la suerte de varas, ha quedado suprimida.

Quizás todos los apéndices hayan sido un bonito regalo de pre-primavera. Quizás haya un anuncio rondando por ahí de esos grandes almacenes que nos come el coco con San Valentín, puede que lo haya; "Regala orejas por fallas, ya es primavera en Valencia"

Donde hubo fuego, cenizas quedan, dicen. Pues esperemos que las cenizas de la afición de Valencia resurjan con la misma grandeza que el ave Fénix.


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